La ideología alude a la lucha por el poder. En toda democracia hay varias, que luchan por poseerlo. En las dictaduras, una, que busca perpetuarlo. Ideología no es sinónimo de pensamiento, opinión o creencia. Tiende a usar el lenguaje como arma, y por eso hay que criticar sus palabras: a veces se viste de ciencia, y no lo es. Busca hacer creer que el pueblo tiene el poder, que su voto decide, pero luego es ninguneado por oligarquías, y lo paga con desconfianza hacia la clase política.
La ideología puede manipular el pasado, retorcerlo, e imponer esa nueva visión mediante la educación. El juego de la paradoja puede sanar el lenguaje y servir de antídoto al adoctrinamiento ideológico. Eso propone el autor en este breve y sugerente libro.