El licenciado en leyes come fruta, recordándonos el pecado original, y cae desvanecido. Cuando despierta –como en los cuentos de hadas– es ya de vidrio, crueldad enorme, puesto que el pobre no puede salir a descampado porque la gente (los niños sobre todo) se burlan de él y lo maltratan tirándole piedras, por lo que habrá de esconderse en los pajares. "La novela es una alegoría de la vida, ya que, bien visto, todos somos de vidrio. Podemos vivir algo más si acaso nos escondemos en el pajar de la soledad, pero si nos exponemos a las piedras de la compañía moriremos resquebrajados."