Hannah Arendt (1906-1975) no tuvo en gran consideración la contemplación apartada del mundo. Al contrario, aparecer públicamente y asumir la responsabilidad de las posiciones adoptadas, aunque parezca arriesgado, representa para ella la tarea decisiva del pensamiento filosófico. Pues lo político necesita una esfera pública. La libertad del ser humano, para Arendt, radica en poder intercambiar ideas con los demás, pues solo entonces está dada la posibilidad de estar unos con otros. Una pensadora, comprometida y valiente, que se atrevió a hacer frente al terror de la tiranía y a la opresión, que pretenden subyugar al ser humano.