Para la monarquía hispánica gobernar era hacer justicia. Bajo este fundamento, la corona de Castilla construyó todo un complejo aparato de tribunales en sus dominios americanos. Esta obra analiza una parte de ese gobierno por medio de la administración de justicia de la villa de San Gil en el siglo XVIII. Desde una perspectiva histórica-jurídica, fundamentada en nuevas visiones sobre el derecho y las instituciones, se estudia cómo en un ámbito local funcionaban y se adaptaban criterios culturales y principios jurídicos generales de la tradición jurídica de Occidente