A lo largo de años y años de escucha y escritura, de sensación, deleite y reflexión, Pablo Espinosa ha compartido generosamente con sus lectores, un espectro amplísimo de propuestas musicales, que van desde el canto gregoriano hasta obras contemporáneas; además del jazz, el rock y la música popular. En sus textos dedicados a la música, Pablo se ha dado a la tarea de indagar incluso en la raíz de lo que podemos apreciar como belleza y entender como música. Porque, a fin de cuentas, ésta es la pregunta que late entre las notas y silencios de estos textos: ¿qué es la música? Y es que con la música pasa lo mismo que con la poesía, esa música de las palabras. Su sentido y su significado no se encuentra solamente en su significado semántico, o en el sonido de las palabras y los versos, en su concatenación y fraseo, asonancias y consonancias, sino, sobre todo, en sus márgenes: los silencios y los ecos. Se trata de vivir la música, ese misterio, hasta llegar a descubrir el milagro de que todo lo que suena es –o bien puede llegar a ser– música, incluida la conversación de los platos y los cubiertos en el lavadero, las teclas de mi computadora y el suave aleteo de las hojas del libro entre sus manosAlberto Blanco