La evolución ha difuminado las líneas entre lo natural y lo artificial, entre lo animal y lo humano, las máquinas despiertan mientras los humanos dormimos. Haraway propone el alejamiento del esencialismo y la ruptura de la división humano-animal-máquina y la creación de un mundo metafórico amalgamado por afinidades y no por identidades.
"Este libro es un esfuerzo por contribuir a la cultura y a la teoría feminista socialista de un modo posmodernista, no naturalista y dentro de la tradición utópica de imaginar un mundo sin géneros, que tal vez sea un mundo sin génesis, pero también, quizás, un mundo sin fin".