Barcelona cuenta con una historia singular. A su pasado industrial hay que sumarle haberse convertido durante las últimas décadas en un laboratorio neoliberal de prácticas y políticas urbanas.
El proyecto elitista de ciudad impulsado desde el ayuntamiento, primero como Modelo, luego como Marca, encontró numerosas resistencias. Tanto las asociaciones de vecinos de los setenta y principios de los ochenta, como las diversas asambleas, plataformas y colectivos a partir del 15M, consiguieron poner en jaque las dinámicas ajenas a sus intereses.
Los años de la discordia habla de la nueva vuelta de tuerca del sistema, en el marco de los ajustes del gobierno municipal durante la Gran Recesión. En Barcelona, como en otras ciudades globales, se pone de manifiesto la tensión entre las visiones antagónicas del modelo urbano de las élites y de las clases populares.