El autor propone una reflexión sobre el conocimiento desde la perspectiva de las humanidades. Concebir el conocimiento –general y científico– como relato y símbolo clave de la cultura occidental permite que, por ejemplo, el amor y la rebeldía se conviertan en pautas interpretativas, y se fortalezca la idea de que a todo proyecto epistemológico subyace un deseo de grandeza que no se puede instrumentalizar del todo. El libro invita a explorar la epistemología no solo con el dato filosófico, sino también en la literatura, la comunicación, la historia, la música y el arte.