Partes de los animales. Marcha de los animales. Movimiento de los animales.
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Aristóteles creó los estudios de biología y zoología, y los fundó en una base empírica y filosófica tan firme que sostuvo todo el edificio de estas ciencias hasta el siglo XIX, más de dos milenios después de la aparición de sus tratados.
Las grandes aportaciones de Aristóteles en el ámbito científico se sitúan, aparte de la lógica, en las ciencias naturales, en las que puso los fundamentos sobre los que se han edificado las grandes construcciones de la biología y la zoología a lo largo de los siglos, y si bien la moderna evolución de estas disciplinas ha llevado más allá de los conceptos del Estagirita, éstos han quedado como la base histórica que es indispensable tener en cuenta. Junto con
Investigación sobre los animales,
Reproducción de los animales y otros tratados de ciencias naturales (todos ellos aparecidos en esta misma colección), los estudios reunidos en este volumen fundaron la biología con principios empíricos y filosóficos, y le confirieron las líneas generales que conservaría hasta el siglo XIX, más de dos milenios después de su muerte.
En la introducción a las Partes de los animales, Aristóteles establece la perspectiva teleológica acerca de la naturaleza, según la cual los seres están determinados por las causas finales, que se dan efectivamente en la naturaleza y no son una interpretación posterior añadida por el observador. Esta explicación teleológica no atribuye intencionalidad consciente a los animales, sino que describe su anatomía, fisiología y actividad con arreglo a lo que es mejor para la naturaleza de cada ser. A partir de esta idea fundamental, se procede a entender el modo de vida del animal y a observar qué necesita para su supervivencia y reproducción, lo que permite entender su estructura y comportamiento.
También en la parte inicial de esta obra, Aristóteles insta a sus estudiantes a no despreciar los estudios de biología a raíz de una comparación con otros estudios más prestigiosos como la metafísica o la astronomía, puesto que la mente filosófica se complacerá en ocuparse de aquello que se ofrece a su observación directa.