Ellen Gardner no iba a permitir que el fracaso de su matrimonio o ciertas dificultades médicas se interpusieran en su sueño de tener un hijo. Como fiscal, estaba más que acostumbrada a negociar para conseguir lo que quería. Por eso, cuando necesitó la ayuda del médico más buscado de la ciudad, tampoco dejó que el mal carácter de aquel tipo se interpusiera en su camino.
La inteligencia de Jacob Weber, el mejor especialista en fertilidad de Boston, sólo se veía superada por su hostilidad hacia todos aquéllos que lo rodeaban. Pero hubo una paciente que logró traspasar los muros de su arrogancia y que quizá podría llenar el vacío de su corazón…