Pensar la salud es una tarea que jamás se ha emprendido en Occidente. Hasta la fecha, la preocupación fue siempre negativa, así: el rechazo de la enfermedad, la superación de la pobreza y otras expresiones semejantes. Es posible decirlo en términos fuertes y directos: el llamado a la salud coincide con un auténtico giro civilizatorio. Mientras que Occidente siempre supo solo de la enfermedad y cómo vencerla, asistimos a los albores de una nueva civilización que se enfoca en otros aspectos nunca antes considerados. Por eso, hay un modo idóneo mediante el cual es posible pensar la salud; que es equivalente a pensar en la vida. Se trata de las ciencias de la complejidad. En este libro nos proponemos pensar la salud y complejidad, o lo que es equivalente, salud como un fenómeno complejo. Ahora bien, las ciencias de la complejidad constituyen ciencia de frontera (spearhead science). Aunque han ganado espacios en diferentes latitudes, la verdad es que están lejos de ser ciencia normal. En consecuencia, se hace necesario un doble trabajo: introducir un pensamiento de salud –y vida– tanto como elaborar una propedéutica para la complejidad.