El autor sostiene que, como decía Chesterton, "en el borde de un precipicio solo hay una manera de ir para adelante: dar un paso atrás". E invita al lector a detenerse ante noticias y sucesos, como un guía amigo ante un cuadro. A veces, para verlo bien, hay que detenerse, retroceder, y hablar. Un paso atrás hace sonreír, y ayuda a pensar.