Después de aquel beso, los dos tuvieron que plantearse qué querían realmente.
Lea estaba a punto de cumplir los treinta y había sonado la alarma de su reloj biológico. Quería un marido... inmediatamente. Pero, ¿cómo iba a encontrar al hombre perfecto una mujer que sólo había tenido un novio?
Tom salía con muchísimas mujeres y no tenía la menor intención de sentar la cabeza. Quizá no fuera de los que se casaban, pero se le daba muy bien dar consejos, sobre todo a Lea...