La historia incomparable de la civilización occidental merece ser reescrita tantas veces como podamos, para tratar de explicar cómo y por qué caminos han llegado Europa y América a ser lo que son.
Si en un futuro muy lejano, perdida la memoria de Occidente, un arqueólogo encontrara este libro, descubriría que Europa trenzó durante más de veinte siglos con los mimbres de la razón griega, el derecho romano y el cristianismo una civilización cuya creatividad inagotable inventó los monasterios y las universidades; suprimió la esclavitud antigua; compuso el gregoriano y la música de cámara; diseñó los grandes estilos artísticos; se desdobló en América; alumbró la ciencia y protagonizó poco después una espectacular revolución tecnológica e industrial, al tiempo que cortaba la cabeza al Antiguo Régimen y agonizaba comida por el cáncer de las ideologías.