Era completamente ilógico que una aristócrata como Charlotte Westwood tuviera fantasías con un obrero como Gabe Szulinski.
Él no era idóneo para ella, una mujer que no pensaba casarse nunca. Tres compromisos sin que le hubiera salido ni un solo marido deberían ser suficientes como para desterrar a los hombres de su vida.
Y además, Gabe insistía en que él nunca le propondría matrimonio a nadie. Aquello se convirtió entonces en un desafío al que no podía resistirse...