Todos ellos estaban a punto de descubrir el excitante poder del chocolate. Los propietarios de una prestigiosa tienda de dulces querían demostrar la teoría de que el chocolate era el mejor afrodisíaco del mundo. Para ello llevaron a cabo un estudio muy poco ortodoxo que disfrazaron de promoción de San Valentín. Cuando los confiados clientes empezaron a probar el chocolate… los resultados fueron sorprendentes.
La sensata Rebecca Moore se atrevió a aceptar la propuesta de tener una aventura erótica con un millonario playboy llamado Connor Bassett.