Lucas Ryecart, nuevo jefe de Tory Lloyd, estaba empeñado en convertirla en su amante, pero Tory no iba a aceptar tan fácilmente porque era consciente de que aquel guapísimo americano no estaba dispuesto a comprometerse y, aunque llegara a hacerlo, acabaría abandonándola igual que lo había hecho su prometido.
Aun así, Tory no podía negar la irresistible atracción que sentía y, después de pasar tantas horas trabajando juntos, su cuerpo acabó traicionándola y cayendo en la tentación.