Estas breves historias, algunas violentas, otras amargas, otras misteriosas y muchas grotescas, evocan, directa o indirectamente, la experiencia bélica aún cercana para Italo Calvino; pero la ternura que imprime a sus personajes más crueles, risibles o patéticos, la magia que se cuela siempre por las narraciones más impregnadas de un realismo casi costumbrista y la transparencia de la escritura nos revelan a un autor –ya en sus comienzos– de una deslumbrante y sorprendente madurez literaria.