Habían pasado los años, pero no había podido olvidar a David Westport. Su habilidad en el campo y sus dotes de estrella eran legendarias. Sin embargo, su corazón pertenecía a una chica llamada Sandra. Fue una lástima que hubieran dejado el instituto antes de graduarse para ser padres, aunque parecían tener una buena vida. ¿Lamentaría David las decisiones que había tomado? A juzgar por las ojeras de Sandra, parecía que sí, aunque David debería darse cuenta de todo lo que tenía.
Quizá una visita al pasado le abriera los ojos y le hiciera ver la maravillosa vida que llevaba... y todo lo que podría conseguir teniendo a la mujer adecuada a su lado.