Arturito Cáñamo, alias Siete Patíbulos, con su apellido evocador de horca, se escandalizaba de que un día quisieran tocarle "la piedra angular" de la sociedad, abolir la última pena.
Con este título, Emilia Pardo Bazán abordó en su novela escrita en 1891 el asunto de la pena capital (y la tortura) candente en aquella época, y vigente aún en ésta, insistiendo en el verdugo como figura social, y en el hijo del verdugo como víctima de la misma institución.