Este libro nos habla de un estado misterioso y apasionante que alcanza todo amante del arte al conectarse íntimamente con el sentido último de lo que cualquier obra realizada por un artista esconde. Todos, en alguna ocasión, hemos alcanzado la experiencia estética, aunque a veces sin ser plenamente conscientes de ello: quien haya leído un libro y haya vivido dentro de ese mundo la intensidad de lo narrado, la ha tenido; quien no pueda olvidar la secuencia de una película varios días después de haberla disfrutado, la ha tenido.
Francisco Bueno nos ayuda, mediante este ensayo, a entender qué pasa en tan asombrosa situación y, sobre todo, a procurar una actitud bien necesaria si lo que queremos es crecer y prosperar en nuestros particulares encuentros con aquellas imágenes que premian al que responde con valentía a su particular provocación.
Esta obra proporciona, en definitiva, no solo un elenco de conocimientos estéticos, sino sutiles orientaciones para prosperar en el placer de lo estético.