Tanto es lo de más como lo de menos, tiene la particularidad, entre las obras inspiradas en temas bíblicos, de fundarse no en la narración de un suceso o en la dramatización de un personaje auténtico, sino en la parábola evangélica del hijo pródigo. Tirso de Molina enlaza dicha parábola con la historia de Lázaro, el pobre que comía las migajas del rico avariento.