¿Cambiamos?
La batalla cultural por el sentido común de los argentinos
Beskrivning av boken
El relato macrista prometió felicidad, paz, seguridad y estabilidad. Contra la "politización" kirchnerista, la gestión eficaz para resolver los problemas de la gente. Contra la "prebenda", la justicia del esfuerzo individual. Contra el "populismo", las instituciones. El gobierno de Cambiemos peleó su propia "batalla cultural" y lo hizo con las armas de un discurso potente y versátil, que durante varios años resultó creíble y atractivo para vastos sectores, incluso para los más perjudicados, por lo que se terminó revelando como un proyecto antipopular.
Frente al evidente incumplimiento de esas promesas, algunas preguntas se vuelven más pertinentes que nunca. ¿Cómo fue posible que una buena porción de nuestra sociedad haya aceptado que un gobierno integrado en gran parte por ricos "nacidos en cuna de oro" le exigiera esfuerzos y sacrificio? ¿Por qué fueron eficaces las figuras de los CEO y los emprendedores como modelos de éxito individual? ¿Qué papel jugaron en el relato macrista los "otros amenazantes": inmigrantes, piqueteros, manifestantes y "vagos que cobran planes"?
Este libro oportuno y audaz propone al lector una idea provocadora: reconocer que, lejos de ser una anomalía pasajera, el "cambio cultural" que encarnó el macrismo para conquistar nuestro sentido común, cambio en el que tantos se sintieron representados y depositaron esperanzas, refleja transformaciones de largo plazo en la sociedad argentina. De los timbreos a las facturas de luz impagables, de la composición de los elencos gobernantes a la "mano dura" contra el delito y el desorden, estas páginas descorren el velo discursivo e ideológico con el que esta "nueva derecha" encaró su proyecto de refundación de la sociedad argentina. Y construyen un argumento inquietante: Cambiemos fue el síntoma de que, frente a la politización de las desigualdades que planteó el kirchnerismo, gran parte de nuestra sociedad prefirió la desigualdad y a quienes la garantizaran. ¿Nos "derechizamos"?