Josephine Baker creció en un barrio pobre de una ciudad segregada de Estados Unidos. A pesar de los obstáculos logró salir adelante como bailarina. Su forma de bailar era acrobática, improvisada y a la vez divertida. Participó en espectáculos en Boston, Nueva York y París. Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó como espía, ayudando a la resistencia francesa contra los nazis. Nunca dejó de luchar por la igualdad de derechos. Soñaba con que la gente aprendiera a vivir en paz y sin prejuicios. Josephine Baker fue una de las estrellas más grandes y brillantes del mundo del espectáculo.