Serafín es un niño de pueblo que tenazmente viaja a la ciudad de México para buscar y enfrentar a su padre; llevar a cabo esta prueba terrible implica también chocar con la realidad en su manifestación más cruda y descarnada.
Ignacio Solares equilibra eficazmente la realidad y la imaginación, lo extraño y lo cotidiano, lo simbólico y lo manifiesto.
Ha escrito una novela redonda y unitaria, que contiene los elementos exactos –pequeños monólogos, sueños, diálogo y descripciones de conducta– para que los lectores tengamos la impresión de penetrar en la vastísima complejidad de la mente y el alma del pequeño héroe.
Serafín está cargada de una atmósfera oscura, envolvente. Se lee de una sentada y al final nos quedamos con una intrincada red de misterios, referencias, relaciones y significados.