Él era un problema tan atractivo que ella no podía resistirse…
Charlotte Parrish siempre quiso conocer a cierto tipo de hombre: alguien responsable, estable, aburrido. Los chicos malos no tenían posibilidades con ella. Sin embargo, cuando el coche la dejó tirada en un lugar apartado y apareció un misterioso desconocido de mirada melancólica, no fue capaz de negar lo atraída que se sentía por él.
Mitch había ido al pueblo a buscar a una familia a la que no conocía. Para él conocer a sus hermanastros después de tantos años era un sueño hecho realidad. Encontrar además el amor ni siquiera se le había pasado por la cabeza, hasta que se cruzó con Charlotte. Era dulce, bondadosa, más sexy de lo que ella pensaba y demasiado buena, en general, para un tipo que había estado en la cárcel, como él. Por eso, cuando el pasado volvió para amenazarlo, y puso en peligro a Charlotte y a toda su familia, Mitch no se conformó con seguir las reglas. Ya había entregado el corazón, y supo que estaba dispuesto a arriesgar su vida.