Ryan Monroe no quería volver a saber nada de las mujeres. Después de mandar a paseo a su novia, que tenía mucha facilidad para divertirse con otros, se fue a las montañas a tomarse un descanso. Pero lo último que esperaba encontrarse allí era una mujer ¡y mucho menos como Dios la trajo al mundo! Cuando se quedaron atrapados en medio de una tormenta, ¿qué otra cosa podía hacer Ryan sino convencer a aquella belleza de que era mucho mejor bañarse desnudo... y acompañado?