Para Víctor Hugo el exilio no es una cosa material, es una cuestión moral: "Todos los rincones de la tierra resultan lo mismo". Cuestión moral, no cuestión de derecho, la aplicación injusta del poder sobre otro que no tiene cómo oponerse a la sentencia. A través de Víctor Hugo quienes nos hablan son todos aquellos que han ganado la calidad de proscritos, y con ella, han perdido lo que consideraban suyo, forzados a dejarlo todo y a buscar fortuna en otras tierras, o simplemente a sobrevivir bajo el dominio tenaz de la melancolía.