La mejor campaña para la instauración de un nuevo tiempo en la seara pasa por la necesidad de mejora de las condiciones del ciento espirita, que es la célula que realiza el objetivo del espiritismo. Allá sí se cumplen no solamente lo conocimiento y lo trabajo, pero la absorción de las verdades en el campo individual consentidas en diálogos íntimos y permanentes, que reproducen los momentos de Jesús con su colegio apostólico. Por eso, tenemos que promover las Casas, de puestos de ayuda y alivio a núcleo de renovación social y humana, por medio de lo incentivo al desenvolvimiento de los valores éticos y nobles capaces de generar la transformación. Para esto solo hay un camino: la educación.