El resplandor de los focos, las grandes ciudades y un novio descaradamente infiel habían hecho que Anna Murdock Sanders añorara su hogar. De modo que regresó al rancho de su familia, jurando olvidarse para siempre de los hombres. Hasta que conoció a Miguel Chavez...
El atractivo vaquero la consideraba una niña rica malcriada. Aun así, encendió un deseo ardiente que Anna jamás había conocido. Ansiaba sus besos, anhelaba sus caricias... Pero, ¿qué hacía falta para ganarse el respeto y el amor de aquel hombre?