El cuaderno de viaje al final es un mapa, no de un territorio sino de un sujeto.
En Cuba intenté -refiere Ferreira- una escritura de paso. Con ella entretejí un texto que da cuenta de dos viajes, unificados en alternancia cronológica, donde entrelazo citas, glosas, definiciones y géneros diversos -reseña, entrevista, crónica- para producir un relato unitario que brinde una mirada personal y externa de la realidad cubana.
Busqué transmitir la curiosidad y el asombro que me causó La Habana, y la sensación de incomodidad que me golpeó en Colombia al llegar de la isla donde triunfó una revolución socialista y escaseaba el pan. Cuba te confronta con todo lo que has pensado de ti mismo. Cuba te confronta con lo que tú creías que era Cuba. Con lo que creías que era Libertad y Pobreza. Cuba no se parece a ningún otro país, porque Cuba, para quien no haya vivido ahí en el último medio siglo, es indescifrable. Este libro se llama Samizdat porque en Cuba encontré esa palabra de origen soviético y hallé un auténtico samizdat: "cuaderno peligroso" o "cuaderno clandestino". Ese samizdat no es precisamente este.