Pedro Diniz es cineasta, tiene 25 años y vive en São Paulo. En la adolescencia fue diagnosticado de una enfermedad degenerativa que lo condenaría a la ceguera. Contrarió la lógica de la medicina cuando su pérdida de visión se detuvo de forma inexplicable por lo que ahora puede dedicarse al cine, su gran pasión. Ahora tiene un reto y un problema por delante. El reto: filmar un magnífico guion capaz de sorprender al público y conquistar el premio más importante del cine brasileño. El problema: no tiene ni idea de cómo hacerlo. Pero la vida es muy distinta a las películas y los problemas no tardan en surgir. Atormentado por un secreto familiar, parte con sus amigos en un largo viaje en un destartalado coche hacia la montañosa Pirenópolis, en el interior del país. Cámara en mano y con espíritu de aventura, el improvisado equipo técnico está dispuesto a recurrir a toda su creatividad en un rodaje hecho en la carretera, al sabor de inesperados encuentros y sentimientos imprevisibles. Y el joven cineasta descubre que, cuando el destino rehúye al script, nada supera al apoyo de los grandes amigos.