Para los chicos malos, las reglas estaban para saltárselas.
Aunque la reputación de
playboy de Drew Maddox no era del todo merecida, un reciente escándalo había traído consigo un ultimátum para seguir siendo el director de la compañía familiar: tenía que sentar la cabeza. La brillante, atractiva e intachable Jenna Somers sería la novia farsante perfecta. Drew le había prometido a Jenna lo que deseara… Pero lo que deseaba era a él.