"No soy ningún ex broker que un buen día tuvo un bajón, decidió replantearse la vida, empezar de cero, abandonar la Bolsa y dedicarse a ir en bicicleta. No, no soy de ésos. Decidí convertirme en ultrafondista y participar en las pruebas más duras del mundo para tratar de averiguar dónde estaba el límite del cuerpo humano -dónde estaba mi límite-, del mismo modo que un buen corredor de Bolsa husmea, escucha, tantea y arriesga para aprovechar una buena onda y averiguar hasta cuándo y en qué momento hay que vender."