El libro enseña la divinidad del deseo correcto; trata de mostrar que el Creador nunca se burló de nosotros con anhelos de aquello que no tenemos capacidad o posibilidad de alcanzar; que nuestros anhelos y aspiraciones del corazón son profecías, precursores, indicaciones de la existencia de la realidad obtenible, que hay una fuerza creativa poderosa real en nuestros deseos legítimos, en creer con todo nuestro corazón que, sin importar los obstáculos aparentes, seremos lo que estamos destinados a ser y haremos lo que estamos hechos para hacer; en visualizar, en afirmar las cosas como nos gustaría tenerlas, como deberían ser; en sostener el ideal de lo que deseamos que se haga realidad, y sólo eso, el ideal del hombre o la mujer en que nos gustaría convertirnos, en pensar en nosotros mismos como seres absolutamente perfectos que poseen una salud magnífica, un cuerpo magnífico, una constitución vigorosa y una mente sublime.