Publicado dos meses después de La importancia de no hacer nada, La importancia de discutirlo todo insiste en que criticar es mucho más difícil que crear y que "no hacer nada es la cosa más difícil del mundo", reservada a un grupo de privilegiados intelectualmente. Oscar Wilde vuelve a provocar con sus ácidas reflexiones: Inglaterra "ha inventado y establecido la opinión pública, que es un intento de organizar la ignorancia de la sociedad y de elevarla a la categoría de fuerza física". Vivimos "una época en la que las gentes son tan laboriosas que se han vuelto rematadamente estúpidas". Defiende por encima de todo la inmoralidad del arte y asegura que "sólo las teorías peligrosas tienen algo de valor intelectual. Una idea que no sea peligrosa no merece llamarse idea".