La lectura obsesiva de novelas de caballerías convence a Alonso Quijano, un apacible hidalgo, de que él mismo es un caballero andante y lo impulsa a salir de su casa, listo para protagonizar grandes aventuras en pos del amor de Dulcinea del Toboso con el nombre de Don Quijote de la Mancha.
A este loco entrañable que recorre la dura tierra de Castilla de principios del siglo XVII en busca de hazañas lo acompaña Sancha Panza, un rústico aldeano que acepta a regañadientes ser su escudero. Con los pies bien puestos en la tierra, Sancho Panza le recuerda todo el tiempo a su señor que las cosas no son como su imaginación le dice, que esos gigantes feroces que combate son simples molinos de viento; ese castillo encantado, una venta de pueblo, y la doncella Dulcinea, la campesina Aldonza Lorenzo.
La primera parte del libro, publicada como un volumen en sí mismo en 1605, se convirtió enseguida en un éxito de ventas, y tuvo reediciones y traducciones a otros idiomas.
Esto hizo que la segunda parte, escrita diez años más tarde, fuera aún más audaz: los personajes de la segunda parte conocen la historia de Don Quijote por haber leído el libro y deciden seguirle la corriente, dándole el trato de caballero que la realidad le negó en la primera parte. Tanto, que el propio Sancho acaba dudando de lo que le rodea.
Debate entre la imaginación y la realidad, entre el idealismo y el pragmatismo, punteado por divertidas peripecias,
Don Quijote de la Mancha es la primera novela moderna y el mayor clásico literario de todos los tiempos.