"Pienso que nuestra fraternidad, que se manifiesta en todos los planos, va mucho más lejos de lo que los dos pensamos y aun de lo que sentimos. Cada vez más seremos un incordio para la frivolidad de los explotadores de nuestra época, para los selectos pregoneros de uno y otro bando. Tanto mejor. Este nuevo combate apenas comienza, y con él, nuestra razón de existir. Al menos de ello estoy convencido... Es lo que siento y presiento."
René Char a Albert Camus,
3 de noviembre de 1951
La fraternal amistad que unió a Albert Camus y René Char era conocida, pero gracias a esta correspondencia al fin podemos aquilatar su auténtico valor y lo que sin duda reunió a estos dos creadores: el encuentro y el reconocimiento, en un tiempo de sinrazón y desmesura, de dos obras que coincidieron plenamente. Una manera luminosa, entre el Ventoux y el Luberon, de darle la razón a Julien Gracq cuando intuía que, con el paso del tiempo, "se acercarían, en la signi_ cación de sus obras, dos amigos cuyas siluetas han podido parecer distintas".