Riley Hanrahan estaba herido, y había sido pura suerte que Morgan tropezara con él. No podía dejarlo así en el desierto, incluso aunque después de tres días en su compañía, Morgan estaba empezando a sentir simpatía por el fallido asesino.
Riley era autoritario, obstinado y terriblemente irritante... ¡y una tentación! Aunque los dos tenían razones para no querer enamorarse, Morgan nunca se había sentido tan viva. Y no era el miedo por su situación lo que la hacía sentirse así. ¡Era Riley Hanrahan!