Invitados por el inspector Japp de Scotland Yard, Poirot y Hastings deciden pasar un fin de semana en el lejano pueblo rural de Market Basing. Un agente de la policía local interrumpe sus vacaciones para pedirles ayuda: Walter Protheroe, el solitario propietario de una gran mansión, fue encontrado muerto en su casa. Las ventanas de la habitación y la puerta cerradas indican que se trata de un suicidio, pero el médico sostiene que esto es imposible. Hércules Poirot deberá exprimir sus células grises y agudizar sus sentidos para decodificar cada una de las pistas.