Una promesa a su madre lo mantuvo con vida en medio del horror del Holocausto
Cuando Abram y su madre llegaron al campo de exterminio de Auschwitz el 29 de agosto de 1944, se dieron cuenta de que sería su final. En los últimos instantes juntos, ella le pidió que hiciera todo lo humanamente posible para sobrevivir y para contarle al mundo entero lo que pasó con los judíos. Minutos después, fue asesinada en la cámara de gas.
A pesar del dolor y de las dificultades, Abram siguió adelante, motivado por aquella promesa. Después de que los campos de concentración fueran liberados en 1945, se mudó a Bélgica, donde conoció a Cesia, el amor de su vida. Sus caminos estaban destinados a cruzarse, pues ella también padeció los horrores de Auschwitz. Más tarde, la joven pareja se instaló en Australia para formar una familia y han permanecido juntos por más de 75 años.
Fiel a su palabra, el autor continúa su labor de educar a las personas acerca del terror del régimen nazi, a través de charlas y voluntariado en el Museo Judío del Holocausto de Melbourne. Si bien las heridas de las pérdidas nunca sanarán, Abram encontró en el amor a su madre y a Cesia la motivación para vivir plenamente.