"El jardín de los cerezos", último trabajo del gran autor ruso Antón Chéjov y una de sus obras maestras, es una obra lírica en cuatro actos escrita en 1903. La obra comienza como comedia, pero al final encontramos características de lo cómico y lo trágico.
“El jardín de los cerezos” cuenta la historia de una familia rusa con problemas económicos que podrían salvarse con la venta de una finca con gran extensión (el jardín). Sin embargo, no están muy dispuestos a tomar la decisión, puesto que su venta supondría la desaparición de la finca.
Los personajes viven su vida de forma natural y cotidiana, sin grandes sobresaltos, sin importantes historias de amor, divagan por su propia realidad, aunque ésta no es tan apacible y tranquila como puede parecer.
Con "El jardín de los cerezos", Chéjov finaliza su producción. Como se ha comentado anteriormente, el autor calificó a esta obra como una comedia, la obra en vez de limitarse a despertar compasión por las víctimas, las reviste de rasgos caricaturescos, invirtiendo el estereotipo esperado.
Los aristócratas son simpáticos y encantadores, pero también perezosos, derrochones y pomposos, y su derrota final se debe a su inercia e inadecuación. Lopakhin, en cambio, es exitoso, trabajador y poco pretencioso. Su efecto es destructivo pero sus motivaciones no son crueles. Hasta el final intenta convencer a Liuva y Gaev de vender el jardín y al no ser escuchado hace su propio negocio. "El jardín de los cerezos" cae como símbolo del derrumbe de un modo de vida que no se adecua a las nuevas circunstancias.
El mundo reaccionario de una clase aristocrática que perece por no aceptar los cambios, estudiantes crónicos incapaces de llevar a la acción sus palabras y exesclavos que rechazan ser liberados, son avasallados por los tiempos que cambian sin que ellos lo perciban. La nueva burguesía, a pesar de sí misma, llega para desplazarlos, aunque ellos se nieguen a aceptarlo. Y en el medio de la trama realista, el simbolismo irrumpe en la forma del sonido de una cuerda que se rompe.