El dolor es, ante todo, una posibilidad de develar lo íntimo, pero también lo externo. A través del sufrimiento es posible acceder a información sobre el mundo que nosotros mismos no descubriríamos de otro modo. No darle la cara al sufrimiento, buscar justificarlo, manipularlo o, en el peor de los casos, ignorarlo es un trabajo vano que nos aísla de lo que somos, y desfigura las posibilidades sinceras de nuestra existencia. No afrontar el sufrimiento es no aceptar el mundo. Este libro busca, ante todo, mostrar la pertinencia filosófica de la problemática general del Mal, con preguntas sobre su origen, naturaleza y responsabilidad. Examina además el camino de la consolación; reflexiona la posibilidad real del Mal de un modo dialéctico, y analiza la necesidad de pensar de un modo ontológico nuestro presente histórico. Para abordar esta problemática general del Mal, se debe esclarecer el rol fundamental del sufrimiento humano y orientar las consideraciones filosóficas de este en la evolución del despliegue histórico del nihilismo occidental.