Pornogramas son una celebración de la imaginación erótica en toda su gozosa diversidad. Haciendo gala de erudición y espíritu gamberro a partes iguales, el autor pasa revista a un repertorio temático que salta sin pestañear del
Gilgamesh a las
Suicide Girls, de
Las mil y una noches a
Mulholland Drive, del ciclo artúrico al hentai, de Benvenuto Cellini a Derek Jarman, de la emperatriz Teodora a Miley Cyrus. Todo ello sin ocultar su predilección por los medios más olvidados por los estudios culturales: la literatura pulp, el cómic, el cine porno, la danza o los dibujos animados.