La selva que rodea y que acecha. Carreteras secundarias y arroyos de lluvia. Una finca llamada Alegría. Vidas de quienes rara vez consiguen lo que quieren, vidas de ida y vuelta, vidas acomodadas a la violencia o que desaparecen de un zarpazo.
Con su escritura, Margarita García Robayo combina existencias, espacios y tiempos porque «uno puede llenar el hueco de historias, y las historias de más huecos y esos huecos de más historias: la vida es una historia que contiene otra y que contiene otra. Uno no está condenado a una sola historia».
Las ilustraciones de Powerpaola son la otra mirada que enriquece este río que nos atrapa y nos alegra al mismo tiempo.