El trauma, aquella experiencia que desborda, desordena y desfonda a la persona, es el objeto de reflexión de este libro. El trauma tiene un carácter paradójico. Por un lado, rompe la ilación de la biografía; por otro, la narración de aquella experiencia que quiebra es necesaria para que el "después" del trauma pueda reconocerse como vida.
Las perspectivas con las que se aborda el trauma en esta obra (teológicas, pastorales, artísticas, terapéuticas, eclesiales) son diversas, pero todas tienen en cuenta su doble vertiente: quebramiento y reconciliación. En esta doble vertiente, el cuerpo de las mujeres emerge como lugar donde el trauma aflora a la vez que se oculta. De aquí que este libro preste atención a realidades tales como el abuso sexual en la Iglesia, el perdón, la gracia, la resurrección o el trauma transgeneracional.