Clara Campoamor era, y lo fue durante todos los años del exilio y hasta fecha muy reciente, en que se la ha reivindicado un poco a hurto por su labor parlamentaria, una de esas personas que lo perdieron todo en la guerra, hasta el prestigio de los perdedores, sólo porque era una política liberal y porque su visión de las cosas no se avino a las versiones oficiales de unos y otros. El libro del que nos ocupamos no es [...] un libro estrictamente literario, pero no por ello es menos sorprendente y valioso. Al contrario, la inteligencia de su autora y su escritura, sencilla e implacable, lo hace mucho más valioso que la mayoría de los que se publicaron entonces, ¡y después!, quizá porque abandonando la retórica dejaba de ser propagandístico.